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Labios Carmín
Paseaba por azulejos de ácido que masticaban huellas tras el llanto de las nubes. Y perplejo estaba rodeado de bastiones de asfalto que señalaban la cima del mundo. La cúpula solar pintarrajeada de ámbar y lila crepuscular se derretía sobre los colores de los prismas de cemento y acero. Chillaban las trompetas urbanas de los caballos de hierro y mientras sus estómagos vomitaban arrullos venenosos. Almas intrépidas de difuntos y de lobos brincaban histéricas en una danza caótica de locos. La maldita urbe, la maldita primera, donde nos bendice con el vicio y la perversión. Ella te abraza. Te muerde y te desangra. La leviatán que engulle el tiempo. Eres súbdito y vástago al mismo tiempo. Madre de la historia, del crimen y de la política. Todos rendimos pleitesía al gran Dagón engullidor de almas y sus enjambres de almas perversas y enloquecidas.
Reposando sobre un lecho de mendigo, unos labios carmín exhalaban aroma de incienso vicioso de cajetilla. Una mirada profunda de esmeralda me perforaba quebrando la consciencia. «¿A caso te conozco?», los pensamientos huyen de mi garganta, y una réplica soplando nubes de cajetilla: «de siempre, llevo esperándote toda la vida». Ecos femeninos fluyen en luces crepusculares para contener un instante de voces mudas. El sexo acre se huele en la boca y en los ojos como una película mental que se extiende desde la ingle a cada rincón del cuerpo. Retozas en el delirio sobre cuerpos húmedos que graznan en el eco profundo. Es un pensamiento peligroso que emana lujuria ante un alma en pena. Un ser de la noche. Un ser maldito. Una nosferatu. ¿Acaso despierta los difuntos del pecado en el ocaso?¿Las almas viven en peligro? Pero el sexo es un veneno tóxico, una droga infernal o yunque que te encadena a la tierra. Pero dos gotas de agua fisgonas muerden con furia recto hacia mi cuerpo sin desviarse, y no me permiten escapar. Y todo apretujado a los muros rígidos de un instante.
Es un instante infinito que se extiende hacia una eternidad minúscula. Después nada será igual. Sus labios carmín húmedos de holocausto, de salmuera y viscosos. Elixir que es la vida y que emanó desde mi cuello…
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Poemario 2013
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