Tú · I A mi no me excita para nada tu cuerpo de miel rojo sangre. No enloquezco de poseerte por ser como una ninfa con ojos de bruja. Yo no quiero morder tu pecado por tus labios de caramelo derretido. A mi lo que me pone cachondo… es tu imaginación deliciosa. Tú · II Mi loco amor secreto que me arrastra a los deseos más ocultos sueño con ella amarrado a mi almohada – mi guía noctámbula– me precipito al submundo envenenado por libar licor de matamoscas navego a través de océanos de sueños sobre una luna de plata para amarrar a la isla de Avalón donde morderé tu pecado bermejo. Tú · III Nuestra imaginación perversa se complace cuando nos encontramos con la mirada el delirio de las palabras se saborea como un dulce en la lengua Me das una palabra en mi boca… Yo te doy otra palabra en la tuya… nos deleitamos con el manjar de los versos la verdadera ambrosía de los dioses. Desfallezco enfermo de excitación cuando me miras con esos ojos de bruja erraré impío por siempre jamás sumergido en un lago inmerso de estrofas.
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